Cuando pensamos en frutas amarillas, la piña se destaca. No sólo en su forma fresca, sino como insumo para crear numerosos productos. Desde rellenos y mermelada hasta jugos y salsas, la piña es un ingrediente versátil (Zainun, s.f.). Descubra todo lo que debe saber sobre su aplicación para elaborar bebidas de piña.
Las bebidas hechas con frutas congeladas, frescas o en puré son una insignia en la industria alimentaria. Existen opciones clásicas como manzana y frutas cítricas, y otras más indulgentes como durazno y piña.
Por ejemplo, se espera que el mercado global de jugo de piña alcance los 4,1 billones de dólares en 2028. Los consumidores lo consideran una fuente conveniente de energía y nutrición (Grand View Research, 2022). Igualmente, la piña se usa como insumo lleno de sabor para batidos en combinación con frutas, vegetales y semillas.
Por otro lado, también aparece en bebidas funcionales deportivas. Allí, el 46 % de consumidores hacen sus elecciones basándose en sabor, por lo que la piña brilla como ingrediente y son consumidos en jugos naturales, batidos o smoothies.
Este aspecto también prevalece en los cocteles, por ejemplo. La mitad de los adultos en Estados Unidos afirman que el sabor es una razón para consumir alcohol. En este segmento, la tendencia dicta que los consumidores buscan opciones listas para beber de sabores frutales. Algunos ejemplos de bebidas de piña con alcohol en el mercado incluyen:
Esta fruta es una gran fuente de vitaminas y minerales. También de distintos tipos de antioxidantes, que apoyan la función inmunológica en el organismo y combaten la inflamación. Además, es un ingrediente refrescante y lleno de sabor con aporte calórico moderado (Bourgeois, 2024).
Hoy, existen diversos métodos de producción para maximizar el uso de la piña en la elaboración de bebidas y reducir desperdicios. Este es el caso del tratamiento enzimático, el procesamiento de alta presión o el de campo eléctrico pulsado. Estas técnicas ayudan a extraer más jugo al optimizar aspectos como temperatura, presión y concentración de enzimas durante la producción (Kandemir, et al., 2022).
Así mismo, los desperdicios frutales pueden procesarse para convertirlos en ingredientes para alimentos funcionales, nutracéuticos y cosméticos. Esta tendencia introduce las bebidas frutales en modelos de economía circular, que son tanto sostenibles como atractivos para los consumidores (Kandemir, et al., 2022).
Por otro lado, el éxito de las bebidas de piña puede potenciarse con prácticas sostenibles. Este es el caso de los empaques libres de plástico o reusables. También de sistemas de uso de agua que la reutilicen en distintas etapas de la producción (TetraPak, 2020).
Sin duda, estas bebidas muestran un desempeño destacado entre los consumidores.