¿Cómo alimentarnos de modo que nos nutramos y también cuidemos nuestro entorno? La respuesta gira en torno a la sostenibilidad en la producción alimentaria. ¿Quiere saber de qué se trata? No se pierda lo que viene a continuación.
La alimentación sostenible implica nutrir a la totalidad de la población. De esta manera, se generan beneficios tanto para las personas como para el planeta (Moragues, 2021). Para esto se requiere.
· Sostenibilidad en la producción alimentaria. Implica el procesamiento de alimentos; una cadena de suministro transparente; y la adquisición y consumo de suministros, de manera que se fomente la prosperidad y equidad social.
· Cuidado, preservación y regeneración de los recursos naturales y sistemas ecológicos.
Todo ello debe realizarse con el objetivo fundamental de preservar la capacidad de las generaciones venideras para alimentarse de manera sostenible.
Nuestro mundo presenta un desafío sin precedentes, de acuerdo con información de Roig (2020).
· Para el año 2050, se espera un incremento del 70 % en la demanda de alimentos.
· La agricultura, que ya se encuentra bajo presión debido al cambio climático, deberá abastecer a esta creciente población.
· Los niveles de desperdicio alimentario alcanzan proporciones alarmantes. Si se reuniera todo el desperdicio alimentario y, se lo convirtiera en un país, sería el tercer mayor emisor de dióxido de carbono (CO2), siguiendo a China y Estados Unidos.
Por esto, la industria de alimentos y bebidas debe considerar una adecuada planificación de la demanda resguardando la sostenibilidad en la producción alimentaria.
Este concepto implica cumplir con las demandas nutricionales actuales, sin poner en riesgo la capacidad de las próximas generaciones para hacer lo mismo (FAO, s.f.). Esta forma de producción conlleva la implementación de métodos agrícolas y de alimentación que sean:
· Respetuosos con el entorno.
· Justos en términos sociales.
· Viables desde un punto de vista económico.
Su importancia radica en su aporte a los cuatro fundamentos de la seguridad alimentaria:
· Disponibilidad.
· Acceso.
· Utilización.
· Estabilidad.
Asimismo, esta práctica también influye positivamente en las tres esferas de la sostenibilidad: la ambiental, la social y la económica. En este sentido, la sostenibilidad en la producción alimentaria asegura que los recursos naturales sean usados responsablemente y preservados para las generaciones venideras (FAO, s.f.).
Las prácticas de negocios sostenibles varían según los sectores. Frecuentemente se adaptan a las características particulares de cada empresa. De acuerdo con Olupinyo (2020) algunas de ellas son:
1. Utilización de materiales directos biodegradables y reciclables.
2. Implementación de medidas para prevenir la pérdida de alimentos a lo largo de la logística de alimentos.
3. Fomento de la creación de alimentos de origen vegetal, como alternativas a la carne y los lácteos.
4. Cambio a fuentes de energía renovables, como la solar o la eólica, para reducir la huella de carbono.
En síntesis, al apoyar estas prácticas, no solo contribuimos a la salud del planeta y las comunidades, sino también a la viabilidad a largo plazo de la industria alimentaria. La sostenibilidad se ha convertido en algo urgente y debemos recordar que las decisiones que tomemos hoy, darán forma al panorama alimentario del mañana.